Hambre
- Supongo que me haré un pan con… ya improvisaré.
Ciertamente tampoco es que tenga tanta hambre. Haré dos.
Una amiga cercana mía se encontraba en la sala, tumbada en el sofá. Para ella era ese segundo pan.
El ambiente estaba silencioso, solo se oía levemente el televisor de la sala pasando un programa sobre preguntas, yo estando en la cocina, frente a los dos panes cortados quería simplemente preparar algo sencillo, tampoco sabía si me lo aceptaría o simplemente pasaría de comer mis panes. Creo que debí haberle preguntado.
Viendo los gabinetes, y la comida que tengo almacenada, la verdad es que me da hasta ganas de preparar algo, quizás debería ser más minucioso con los panes. No es muy buena idea solo ponerles algo de mantequilla o jalea. ¿Siquiera le gusta la jalea?.
Aunque tengo más ganas de algo salado, pero… No sé si empezar a cocinar algo para poner sobre los panes sea buena idea, ya es algo tarde y… bueno las ganas de hacerlo se me escapan, pero podría hacer el intento.
Con la cabeza dentro del refrigerador, encontré jamón. Servirá.
Es algo simple, pero con tres creo que se podría disimular bien lo sencillo del pan. De todas formas, ella estaba comiendo un plato de cereal que le había servido hacía media hora.
Vino el día anterior, se quedó a pasar la noche, y aunque ya había anochecido otra vez, no se fue. No me molestaba, puesto que la tarea que teníamos que hacer ya estaba terminada. Igual, es bonito no pasar un fin de semana solo. Pero el dulce se me estaba acabando.
Se escuchó claramente una gota de agua cayendo desde el fregadero, un sonido hueco y de corta duración.
- ¿Le podría untar algo de mayonesa? Aunque no sé si sepa bien… Intentaré.
En la sala, el público del programa estalló en risas, seguido del sonido agudo chocando contra algo metálico, débil de hecho. Una que otra vez, también se podía oír la risa de algún vecino. Pero el silencio era quién reinaba, todo estaba demasiado calmado.
Para ser una amiga cercana, no conozco varios detalles de ella. Me sorprende lo mucho que le he confiado, y a veces, lo poco que conozco de ella. Aunque parece ser mutuo.
Nuestra relación la he sentido rara estos días. Algo tensa, aunque sin llegar a romperse. Por momentos, incómoda debido a algunos silencios, breves pero significativos, aunque siempre terminamos encontrando nuevos temas. Nostálgica por la incontable cantidad de veces que me ha recordado momentos que hemos compartido juntos, que siendo sincero, me es cómodo; me gusta revivirlos. Agobiante, por las veces que parecía que no podía conectar bien con ella, era como si mi presencia le pesaba o mis palabras fueran demasiado, un simple ‘¿estás bien?’ era contestado con un rápido y a veces repetido ‘sí’. Muy distinto al tono cálido, alegre y entusiasta al que estaba acostumbrado. Y sobre todo, cercano, muy, muy cercano.
El contacto físico no era algo común entre nosotros. No lo era hasta pasada esta semana. Dónde se intensificó más. Más abrazos, más caricias, más… ahora que lo pienso, era más juguetona. No sé si debería alegrarme o preocuparme.
- ¿Dónde dejé el cuchillo para untar?
Igual, el ir ahora y preguntar si se encuentra bien así de la nada no es lo mejor. Quizás solo lo esté pensando mucho, no quiero que por esto se arruine nuestra amistad.
- Oh, aquí está.
Sin embargo…
No estoy tranquilo sabiendo que puede que nuestra amistad esté en peligro. Definitivamente lo estoy pensando demasiado. Este pensar me lleva acompañando ya algunos días, pero la intensidad de este es más fuerte cada día. Hoy se superó.
Quiero creer que es parte de mi sobrepensar y en definitiva debe serlo, pero considero que a veces la situaciones que se han dado pues… ¡No, ya!
El viscoso y seco sonido de algo cayendo al suelo rompió el silencio y seguido, el sonido de otra gota de agua. El ambiente regresó a su estado silencioso y calmado.
Para empezar ¿qué tanto aporta su amistad a mi vida?. No es necesario pensarlo demasiado, es más que claro que mucho y no solo en el ámbito escolar.
¿Qué pasaría si deja de ser mi amiga?
- Ouch. – Exclamó movido por sus pensamientos.
Para el tiempo que hemos pasado, creo que si dolería o me dejaría pensando un buen tiempo. Aparte mi familia la conoce y ambas partes se caen bien. Compartimos círculo social, aunque ella dominando en cantidad. Yo solo hablo con algunos y a duras penas. Tener que estar contestando “¿Por qué ya no son amigos?” o la mala mirada de algunos de sus amigos, sería desgastante. Las salidas a diferentes lugares o el mero hecho de ir a una cafetería podría… Yo…
- ¡Jajaja! – La risa de alguien se oyó en la sala.
¡AHH!
- Tonto - Se dijo el joven a sí mismo.
Debo calmarme.
Sin darse cuenta, su mano derecha fue directo a su pecho. Sus latidos habían aumentado y con ello, su respiración se había agitado un poco. Al mismo tiempo, el silencio comenzó a crecer. La madera del gabinete rechinó, aunque fue un sonido muy bajo, fue suficiente para traerlo de sus pensamientos.
- Es verdad, los panes.
Mientras el joven untaba los panes, su hambre iba desapareciendo poco a poco.
- Hmm… ¿Que está…?
Bastó un breve vistazo a su mente sobre que le podría estar pasando para que volviera a ser consumido por sus pensamientos.
¿Podría estar enamorada?
Muy lindo de pensar la verdad, pero no creo que sea una posibilidad. Además, si estuviera enamorada ¿no tendría que ser más cercana?
Que estúpida pregunta. Se contesta sola, pero se contradice con esos momentos en donde no me siento en sintonía con ella.
No, a ver. He estado enamorado antes, y recuerdo que junto a la persona no me sentía con la confianza ni de decir un simple hola.
- ¿Le he contado todo? – Exclamó en voz baja.
Si me acuerdo bien, no le he confiado algunas cosas ya. Y no es que no me haya sentido en confianza, sino que he sido, por alguna razón, más cuidadoso con lo que le he dicho.
Una nueva sensación fue apareciendo en su estómago. Una sensación de agitación y hormigueo vacilante se fue manifestando poco a poco. Esta sensación no pasó desapercibida por el joven, quién puso su mano alrededor de su estómago suavemente. No dolía y no era desagradable, pero era molesto.
Pero… ¿Qué tengo yo que otros de nuestros compañeros no?
- ¿Dónde dejé el jamón?
O quizás, ¿Se está intentando separar de mí?
- ¡BINGO! – Se oyó decir al presentador en la sala.
Tiene más sentido. Una separación lenta pero efectiva a largo plazo. Al menos es más convincente que pensar que ella gusta de mi. Considero que es mejor decirlo directamente así nos evitamos estos dramas.
- Pero el drama lo vives tú. – Se contestó a sí mismo en voz baja - ¡Oh!. Acá está el jamón. Jaja.
¡Esa es la respuesta!
Una nueva sensación lo empezó a abrazar. Unas ganas crecientes de vomitar.
El ambiente seguía calmado y tranquilo. Pero para el joven, este pesaba y el calor crecía. Sus pensamientos lo emboscaban al mínimo descuido. Y las preguntas no dejaban de brotar, preguntas a veces demasiado rebuscadas.
Supongo que al final solo es una manera de ir tomando dis–
Durmió acá.
- No la iba a enviar tan tarde a casa.
Sigue acá, a pesar de la hora.
- Aún no es demasiado tarde, a lo mejor… – Prendió el móvil para ver la hora, 22:42. – Se quedará entonces.
Una sonrisa, muy leve, se formó en el rostro del joven. Él no se dio cuenta ni pudo controlarlo.
- Debo contestar mensajes.
El chat del joven estaba lleno de mensajes de varias personas, incluyendo del grupo de la escuela. En total sumaban 203 mensajes, una cifra no tan alta, pero suficiente a sabiendas que solo había un chat que había sido contestado, era el de ella.
Mel 09:46
Ya estoy por llegar
Ados 09:47
No hay comida btw
Mel 09:48
El plan es que me invites
Ados 09:50
El plan es terminar la tarea
Mel 09:57
Espera que estoy comprando
Mel 10:00
No pienso morir de hambre
Ados 10:02
Tenía planeado cocinar algo
Mel 10:05
Por eso la compra
Es claro que le contestaría primero, ante todo. Es mi amiga y tiene cierta prioridad.
- Tengo que poner el jamón.
Me preocupa nuestra distancia, es dolorosa en ciertos momentos, pero me desconcierta la cercanía que brota luego, hoy es un ejemplo.
Ser amigo no significa ser cercano a alguien.
Contradictorio.
¿Eso crees?
Pues, es apoyarse y estar juntos, ¿no?. Quiero decir, no parecer chicle, pero estar allí para el otro.
Te contestaste.
Es verdad. Ahora hablo solo.
- Por fin tengo el pan.
Fuera de ello, el saber que gusta de mí es algo nuevo.
He visto que no termina bien, saltar de una amistad duradera a noviazgo, es común, pero termina en desastre. Cambia las formas de tratarse, cambia las formas de hablarse, cambia el cómo son con las demás personas.
- Es que es un noviazgo.
Lo sé. No es que no me gusté. Solo no he querido indagar allí. Un punto el cual no he decidido explorar por miedo a que se convierta en una línea. Una que me llevé a cambiar mi comportamiento con ella.
- Pero…
Si bueno, he tenido leves cambios, y de nuevo, estos últimos días.
¿Por qué yo?
No sé, no sé, no sé, no sé, no sé, no sé, no sé.
Otra gota de agua rompió efímeramente el silencio.
¿Por qué será que ella está enamorada
¿x?!
?
¿Por qué lo das por hecho
x→+✓???
? ¿Lo estás?¿x+?!
Lo estoy¡x!
, no sé y no sé.
El hambre desapareció por completo, el pan de repente ya no era algo apetitoso a la vista. El estómago empezó con más fuerza a acalorarse. Sintiéndose como si alguien flameara dentro. El silencio comenzó a murmurar, cambió de estar calmado y sin ruido a parecer estática de un televisor. Las respiraciones eran irregulares, nada grave, pero apuntado a serlo. El cuerpo pesaba y las piernas eran conscientes de eso, quiénes por esto mismo, por miedo o algo más que un sentimiento, temblaban de vez en cuando como ráfagas que desaparecían en cuestión de segundos. El calor aumentó, no literalmente, pero había gotas de sudor deslizándose por su frente.
Se siente eterno, pero quebradizo. El sonido del cuchillo cayendo lo trajo de nuevo.
- Los panes. Ya los terminé.
Me estoy precipitando.
Puede que... no, no.
Di por sentado varias cosas, confundí unas otras y me adelante a todas. No tengo un resultado del porque el comportamiento de ella. Pero supongo que no es necesario darle un sentido. A lo mejor… a lo mejor signifique el final o el comienzo de algo nuevo. Un escalón en ambos sentidos.
El por qué yo, da igual. Me dejé llevar de mis pensamientos, sufro más aquí que allá afuera.
No concluí ni respondí nada, pero no necesito hacerlo. Debo, pero mi mente se niega a hacerlo ahora mismo.
Supongo que es un-
- ¿Por qué te demoras tanto? – Exclamó una joven.
Joven que estaba parada en la entrada de la cocina. Llevaba un pantalón fino de color rosa, camiseta de tirantes blanca y una sudadera que no estaba cerrada, solo puesta y no muy bien colocada en la parte superior.
- Es que… los panes son difíciles de comprender – Respondió el joven – Hablan mucho.
- Pues entonces solo únelos.
- ¿Unir?
- Sí así, mira – La joven se acercó y juntó los dos panes por el lado en que había sido colocado el jamón – Ahora por el momento, no hablarán por lo desconcertados que estarán.
- Es increíble, pero no me sigas el juego, me volveré loco.
- Ya lo estás – Dijo la chica con una débil sonrisa cerrando al final.
El ambiente estaba en silencio de nuevo, un silencio diferente al inicial. No hablaba, solo escuchaba sin murmurar ni agregar nada.
Cruzaron miradas y la risa de la joven lo contagió sin querer. Las dudas no se fueron, pero quedaron suspendidas, aún así una bailaba constantemente alrededor de él. Ser directo y preguntar era una solución rápida, pero requería valor y probablemente echar a perder el momento, pues solo iban a comer.
El tiempo transcurría lentamente o ¿se había detenido?. El mundo exterior se desvaneció en un eco lejano, un susurro de seda contra seda, un crujir de hojas secas que rozan el suelo otoñal. Un sonido parecido al de abrir un libro antiguo por primera vez. El universo escuchó atento como resonaba esta nota final de esta melodía que nadie había tocado.
Los panes estaban unidos, ahora eran uno, al igual que las dos sombras que se proyectaban sobre las baldosas de la cocina.